La mayoría de las guerras que han surgido en el mundo tienen causas más o menos justificadas y buscan por medio de las armas conseguir un objetivo que no está dado en acto. Muchos contextos de guerras muestran esta constante, es el caso de las dos guerras mundiales, las antiguas guerras entre los reinos europeos y las guerras entre los estados del este de europa en los años 90 luego de la desintegración de la unión soviética y el surgimiento de nuevos estados.
En el caso de las dos guerras mundiales se puede afirmar que sus objetivos fueron primeramente políticos y luego territoriales, culpa de largas rencillas entre antiguas regiones históricas que habían sido ocupadas y que coincidían también en la desintegración de los últimos imperios del mundo, sin embargo también es importante reconocer que en la segunda guerra mundial las diferencias religiosas y étnicas marcaron una fuerte influencia que llevaron a una avalancha de discriminación y xenofobia en naciones que habían traído una rica cultura de diversidad como Italia y Alemania. El caso de las guerras de finales del siglo XX tuvieron como polvorín las disputas por regiones históricas ocupadas por etnias que se distinguen así mismas por su cultura e idioma, y reaccionando contra la unificación forzosa de estos elementos y usando como justificación la unidad cultural de una nación desconociendo la de los demás, y acá el ejemplo claro son las guerras yugoslavas, en las que las rivalidades entre los Serbios y los Croatas se acentuó, provocando una reacción en cadena en las repúblicas yugoslavas que decidieron independizarse, excepto Serbia y Montenegro que se siguieron llamando Yugoslavia hasta el 2003, provocando conflictos militares en la región que tuvieron intervenciones de la OTAN y la ONU.
Resulta interesante poder analizar algunas de las justificaciones que se han dado a lo largo de la historia para declarar la guerra, pero el trabajo en sí mismo es difícil, ya que implica analizar una gran cantidad de variables que se irían ampliando en la medida en que más se van conociendo, sin embargo de lejos podemos observar que las razones que justifican las guerras están relacionadas con prejuicios personales sembrados en rivalidades culturales y diferencias supuestamente étnicas, que solo responden a venganzas históricas respecto a antiguos eventos históricos, como por ejemplo la ocupación balcánica por parte del imperio otomano luego de la caída de constantinopla, este tipo de acontecimientos son usados como catalizador de las inconformidades de las masas para convertirlos en sentimientos de nacionalismo histérico que provoca discriminación y segregación, lamentablemente con razones para ellos justificables, y aquí el ejemplo claro fue el nazismo alemán.
Durante la alemania nazi, el chivo expiatorio fue el semitismo y en sí mismos, los judíos, quienes fueron objeto de las justificaciones del partido nacional alemán en las que defendía la idea que la causa de los problemas económicos y sociales bajo los cuales se encontraba sumida alemania estaban directamente relacionados con la existencia de judíos en su territorio, además estaba el hecho añadido de relacionar la acumulación de capitales con ser de origen semita, lo cual provocaba una sensación en los alemanes de sentirse saqueados por extranjeros o ajenos a su cultura, a costa de su trabajo. Esta segregación pasó de la cuestión racial a la cuestión territorial, ya que los alemanes comenzaron a reclamar en la guerra su derecho a poseer los territorios históricamente pertenecientes a la "raza germana" o donde se suponía estaba su espacio vital, lo que derivó en una serie de invasiones que fueron legitimando, a costa del éxito de la guerra, la necesidad alemana de su expansión en Europa, además que el apoyo de la nación a la continuidad de la guerra y el acomodo germano a la situación que vivían, llevó a una complicidad general que hizo del estado alemán una maquinaria de justificación de la violencia, la guerra, el genocidio, la discriminación y el racismo, un mecanismo de indiferencia que todos los seres humanos poseemos, pero que en la alemania nazi se patentó la capacidad de daño que tiene y lo ilimitado que es.
No se puede llegar a una conclusión que precise el origen de la guerra, mucho menos se puede precisar una justificación exacta que lleve al hombre a ella, pero si podemos evidenciar que los problemas sociales, un nacionalismo extremo y una educación viciada de lavado de cerebros, son el polvorín perfecto para desatar todo el odio del ser humano contra la libertad de los demás y desarrollar una maquinaria monstruosa que sea capaz de oprimir otros seres humanos e intentar llevar a culturas completas a una extinción masiva mediante un aniquilamiento sistemático y una indiferencia deshumanizante que ve carne y huesos por encima de emociones, necesidades y vidas.
Durante la alemania nazi, el chivo expiatorio fue el semitismo y en sí mismos, los judíos, quienes fueron objeto de las justificaciones del partido nacional alemán en las que defendía la idea que la causa de los problemas económicos y sociales bajo los cuales se encontraba sumida alemania estaban directamente relacionados con la existencia de judíos en su territorio, además estaba el hecho añadido de relacionar la acumulación de capitales con ser de origen semita, lo cual provocaba una sensación en los alemanes de sentirse saqueados por extranjeros o ajenos a su cultura, a costa de su trabajo. Esta segregación pasó de la cuestión racial a la cuestión territorial, ya que los alemanes comenzaron a reclamar en la guerra su derecho a poseer los territorios históricamente pertenecientes a la "raza germana" o donde se suponía estaba su espacio vital, lo que derivó en una serie de invasiones que fueron legitimando, a costa del éxito de la guerra, la necesidad alemana de su expansión en Europa, además que el apoyo de la nación a la continuidad de la guerra y el acomodo germano a la situación que vivían, llevó a una complicidad general que hizo del estado alemán una maquinaria de justificación de la violencia, la guerra, el genocidio, la discriminación y el racismo, un mecanismo de indiferencia que todos los seres humanos poseemos, pero que en la alemania nazi se patentó la capacidad de daño que tiene y lo ilimitado que es.
No se puede llegar a una conclusión que precise el origen de la guerra, mucho menos se puede precisar una justificación exacta que lleve al hombre a ella, pero si podemos evidenciar que los problemas sociales, un nacionalismo extremo y una educación viciada de lavado de cerebros, son el polvorín perfecto para desatar todo el odio del ser humano contra la libertad de los demás y desarrollar una maquinaria monstruosa que sea capaz de oprimir otros seres humanos e intentar llevar a culturas completas a una extinción masiva mediante un aniquilamiento sistemático y una indiferencia deshumanizante que ve carne y huesos por encima de emociones, necesidades y vidas.
Existen muchas otras variables que merecen ser consideradas para hacer más justo y fuerte el argumento sobre las razones para justificar la guerra, es posible que hayan algunas que incluso ni se han considerado y que se pueden proponer, pero acá el lector resulta ser parte de esta experiencia de construcción del conocimiento y la palestra está abierta para generar conocimiento con ideas diversas.
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